Y a partir de ahora ¿qué?
Hemos asistido a un acontecimiento histórico del que no había precedentes en nuestro país desde la instauración de la democracia. La indignación de los ciudadanos ha salido a la calle. La paciencia ha agotado su último aliento y ya no mira hacia otro lado.
Me pregunto qué observan o hacia dónde miran quienes hablan de “un grupo de jóvenes” cuando la Puerta del Sol en Madrid se ha visto atestada de ciudadanos de todas las edades y condiciones. Jóvenes, sí. Pero también ancianos, cuarentones, padres de familia, blancos, negros, orientales… en Madrid, en Barcelona, en Valencia… y también en Canarias. El país se llena de personas indignadas que despiertan de un letargo que no podía prolongarse por más tiempo. Y eso no gusta a los acomodados responsables de tanta y tan justificada indignación.
Me pregunto cuánto tiempo han dedicado a escuchar a los indignados, y con qué interés, aquellos que hablan de “peticiones ambiguas” o demasiado “generales”. El grito es unánime, señores. Para la izquierda, para la derecha, para banqueros y empresarios, para todos aquellos que han convertido la política en un sucio negocio que solo beneficia a quienes han establecido las reglas para su propio lucro. Es un grito contra quienes controlan la economía generando ingentes beneficios que se cuentan por miles de millones de euros a partir de pingües nóminas domiciliadas que no llegan a los 900 euros (¿cuándo fue la última vez que oyeron hablar de mileuristas?). Los mismos que permitieron hipotecas insostenibles que hay que continuar pagando aún después de perder el derecho a la propiedad. El grito es contra un sistema corrupto en el que, quien cobra 9 mil euros mensuales establece que el resto debe sobrevivir con 700. El grito es contra quien cotizando únicamente siete años contará con más y mejor pensión que quienes ahora deben hacerlo durante más de 38 por imperativo de unos pocos privilegiados sin escrúpulos. ¿Es justo? Me pregunto.
Las movilizaciones han sembrado una semilla que aún debe regarse para que germine y poder recoger sus frutos. Aunar las voces de los indignados en un único voto de cara a unas elecciones generales para las que aún resta un año. Lograr una representación parlamentaria que suponga el primer paso a un cambio que es justo y necesario.
Piden, entre las múltiples reivindicaciones, que se haga público el patrimonio de los cargos electos. A muchos les pediría también el currículum porque sigo en el convencimiento que no han trabajado nunca. Puestos acomodados elegidos a dedo sin mérito ni vocación. Y saben que es cierto, antes de que se indignen por estas líneas. Una podredumbre que afecta a todos, a la derecha, a la izquierda, a quienes se dicen de centro, a nacionalistas, a fuerzas minoritarias, y no siempre a diputados también a concejales capaces de cerrar pactos con cualquiera solo por garantizarse un sueldo privilegiado en los tiempos que corren. Y saben también que no hay que irse muy lejos para advertir casos de estos.
Por todo ello, ha despertado del letargo la indignación de un pueblo que grita ¡basta! No vale todo. Y quienes ejercen la política deben deshacerse cuanto antes de la soberbia intrínseca que ha contaminado a los cargos públicos durante todo este tiempo. Tienen que darse cuenta que son los ciudadanos los que siempre tienen la razón, porque son ellos los que deciden en qué lugar quieren vivir y por quién quieren estar o no representados.
A aquellos que hace unos días se llenaban la boca con la importancia que tienen los ciudadanos. A quienes advertían en estas movilizaciones la necesidad de una reflexión por parte de la clase política “porque algo estaremos haciendo mal” decía alguno. A quienes se refirieron a los electores como “inteligentes que sabrán votar lo que quieren”, como también se ha dicho. A todos ellos, les pido que de verdad se sometan a sus propias palabras, que sean honestos, si es que tienen el valor de hacerlo, y escuchen el grito unánime de una sociedad que les está gritando ¡basta ya!
Conste que he contenido estas líneas hasta después de las elecciones precisamente para evitar cualquier vinculación política en estas fechas en las que resulta muy fácil herir sensibilidades. Mi corazón también ha estado en la Puerta del Sol y allí seguirá hasta el ocaso de un movimiento que, tal vez, marque un antes y un después en nuestra historia. Así lo deseo por una sociedad más justa. Porque justo es trabajar y obtener frutos para poder disfrutar de la vida, la única de la que disponemos.
Eduardo Cabrera
4 comentarios:
DEMOCRACIA REAL “YA”. Para los políticos de la partidocracia, de izquierda o derecha, la alta tasa de desempleo de la juventud no representa ningún problema; cuánto mayor reparto de la pobreza, mayor sumisión al poder (estatal o económico). Perfeccionemos la democracia __abrogando la partidocracia que utilizan los vividores del estado para enriquecerse y perpetuarse en el poder cabildeando oscuros intereses__ e implantado la autogestión legislativa a través de los organismos intermedios de la sociedad, a fin de que sean las propias organizaciones sociales las que promuevan las leyes que beneficien los legítimos intereses del pueblo Español, y acaben con los privilegios de los potentados. HTTP://WWW.SCRIBD.COM/DOC/34007753/LA-AUTOGESTIO-LEGISLATIVA
Diez obviedades sobre esperanzas, ilusiones, infracultura y anti-política
Por un antisistema iracundo. Zaragoza
Durante la última semana, los guardabosques de este Parque Natural llamado Reino de España han contemplado atónitos cómo el fenómeno más relevante de los últimos tiempos entraba en erupción. Un fenómeno que es, al mismo tiempo, natural y antinatural, lógico y ridículo, predecible y asombroso. Una ventana de movilización translúcida. Una sábana opaca de dedos que señalan a nadie. Un museo de alegrías sin victoria. Un “acontecimiento”, sí, pero desnudo y envasado al vacío. Una catarsis ruidosa de inercia y soledad. Sobra subjetividad que expresar, lástima de la nula objetividad que reconocer. La sociedad del espectáculo dando un doble salto mortal, un reality show autogestionado. El último eructo infracultural de la nouvelle cuisine neoliberal: mousse caliente de desconcierto à la sonrisa helada de optimismo bañada en sirope mediático.
Enfrente, el hígado de la aristocracia corrupta (redundancia) que gobierna este disparate indignamente llamado democracia trabajaba a pleno rendimiento, tratando de responder al sobresalto. Pero todas las constantes vitales del capitalista se sentían a salvo. Su sistema nervioso apenas se inmutaba. Su aparato circulatorio es el de un cadáver que goza de excelente salud. Todo quedó claro al séptimo día, con otra fiesta de la democracia. Se levanta el telón y descubre un escenario de catástrofe ideológica. Otra ceremonia de fraude electoral (segunda redundancia) tolerado, celebrado y legitimado por una masa medio humana y medio ovina que camina cantando hacia el matadero. “El voto es lo más importante que tiene una persona en democracia”, “votando decidimos”… canta el coro. Pero basta con ser 51% humano y 49% ovino para comprender que, en realidad, el maldito voto (tercera redundancia) es ese gesto por el cual todos permitimos y certificamos que seguiremos sin decidir absolutamente nada. Ahora, por lo visto, debíamos hacer eso mismo pero, para colmo, “reflexionada y conscientemente”. Y nos ha salido fetén. La escenografía es ya antigua, el guión también, pero los directores se esfuerzan en innovar: esta vez, el vencedor promete, orgulloso y en pleno festejo, expulsar del rebaño a un extraño grupo compuesto por cientos de miles de seres especialmente testarudos que, pese a ser más humanos que ovinos, no dejan de participar ni en las elecciones.
Así, nos encontramos con que una microscópica minoría “indignada” permanece acampada en las plazas de 60 ciudades del estado, celebrando “que va a cambiar el mundo” y tratando de descubrir la causa común de su indignación. Intentando identificar el objeto de un cambio que ya celebra. Peor aún: intentando saber por qué salió a la calle. Mucho peor aún: asegurando que no se moverá “hasta conseguir algo” pero sin saber qué es ese “algo”. El enemigo sonríe.
Hasta aquí hemos llegado, saltando la página de un capítulo al siguiente, de la alienación a la enajenación, en la borrachera provocada por un curioso cóctel de parodia democrática, piruetas electorales, lavados de estómago y brújulas disléxicas que nos ha servido la más eficiente empresa de catering y producciones lúdico-festivas: el neo-neo-neo-neo-liberalismo. Su hermoso slogan corporativo, en tres tiempos:
“Si tú sufres, yo te explico; si tú protestas, yo resuelvo; si tú insistes, yo te degüello”.
Pese a la patente fragilidad de esta “Revolución Española 2.0” y por intolerable que sea la falta de respeto a la historia que semejante nombre supone, lo cierto es que un suceso fisiológico de tal magnitud exige un análisis sincero. Y un análisis sincero exige una mirada respetuosa. Y una mirada respetuosa exige no perder de vista jamás aquello que la historia nos enseña. Y lo que la historia nos enseña es que toda lucha verdadera por la justicia social, en cada momento y en cada lugar, ha pagado (y paga) sus logros con muchas lágrimas. Y con mucha sangre.
(sigue en: http://www.kaosenlared.net/noticia/diez-obviedades-sobre-esperanzas-ilusiones-infracultura-anti-politica)
En las propuestas de "Democracia Real Ya" debería debatirse el poder quitar alguna de las propuestas, ya que la que dice: "Expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock" no suena muy democrática. Parece una medida Stalinista, que da pie a la derecha de este pais a llamaros "Perriflautas" y deslegimizaros totalmente.
¿No sería mejor imponer un impuesto especial del doble del IBI para viviendas vacías? Con ello se sanearía la economía y se purgaría el ladrillo de forma legal, sin atentar a la propiedad privada.
Otra medida interesante a incluir en las propuestas es que la Unión Monetaria Europea cambiase los billetes de 500 por otros nuevos para el 1 de Enero de 2012 (canjeables en bancos). De este modo saldrían 55.000 millones de euros en billetes de 500 que ahora están guardados (y eso solo en España).
PTT
Sigue manifestando tu indignación y hartazgo llevando un trapo blanco en la trasera del coche. Tenemos un año para intentar cambiar la ley electoral. Tenemos que conseguir que las próximas elecciones sean de verdad democráticas. Hoy he leido un blog muy interesante que tiene propuestas justas y bien estructuradas, aunque lo conoceréis os lo recomendaré, se llama "ciudadanos hartos de los políticos". Por desgracia no he podido estar con vosotros en los campamentos, mi trabajo me lo ha impedido. Espero que os llegara mi mensaje a "contacto". Durante los días inmediatos a la acampada me fue imposible (vuestras páginas estuvieron bloqueadas) ponerme en contacto con vosotros y daos mi apoyo total. Enhorabuena. Os recomiendo ver lo de los trapos en mi blog por si os gusta la idea: http://trapoblanco.blogspot.com
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