Trapo Blanco

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jueves 31 de marzo de 2011

Hola, mi nombre no importa, pero podría ser el tuyo; por ahora no lo revelaré, aunque dudo que pueda continuar ocultándolo por mucho tiempo, pues internet no es seguro y es muy posible que dentro de poco tiempo lo intervengan los que no quieren que nos comuniquemos entre nosotros, para así manejarnos con total impunidad. Quiero dirigirme a todo aquel que: esté en paro, trabajando con un contrato basura o mal pagado, sea estudiante con escasas posibilidades laborales o padre de familia, ama de casa a quien no llega el sueldo a fin de mes, y a todos aquellos a quienes como a mí, nos han recortado seriamente las libertades y derechos, tanto laborales como humanos, a los mileuristas y a todos los que como yo están hartos de aguantar a esta panda de imbéciles que tenemos por políticos (y me refiero a casi todos) que han perdido por completo el norte y su verdadera función, es decir, para lo que en realidad han sido votados.

Este es mi mensaje:

1-Creo que nuestro país, España, es nuestro, de la gente, así ha sido siempre, y no pertenece a ningún político sea cual sea su color, por lo tanto nadie, por muy presidente que sea, puede sentirse su propietario por muchos votos que le respalden.

2- Esos votos fueron dados para que quien nos gobernase dirigiese el país y lo hiciese pensando siempre en nuestros intereses, (los de los españoles) y no en los de personas o entidades externas y ajenas al pueblo español. Bancos, Fondo Monetario Internacional, O.T.A.N., Comunidad Económica Europea, Organización Mundial de la Salud, Organización Mundial de Comercio, Club Bildelberg, etc, etc.

3- Por lo tanto no deberían avasallarnos, vejarnos, empobrecernos, privarnos de trabajo, vivienda, alimentos, sanidad, etc que nuestra propia constitución así como los propios derechos del hombre, reconocidos desde hace décadas, nos otorgan. Y que la misma ética nos asigna.

4- No tienen derecho a hacernos parecer inútiles ni a compensarnos con subsidios de miseria cuando son incapaces de garantizarnos un trabajo digno.

5- No tienen derecho a tratarnos como a estúpidos que asumen todo tipo de leyes y decretos absurdos sin protestar.

6- No tienen derecho a endeudar nuestro país, comunidades o ayuntamientos para hacer del derroche su política arruinándonos de por vida, ya que todo eso lo pagaremos nosotros de una forma u otra; y esto lo hacen sin habernos consultado antes; como si el país fuese suyo.

7- No tienen derecho a hipotecar nuestro futuro ni el de nuestros hijos para pagar una deuda externa que ni usted ni yo hemos creado. Nosotros ya pagamos nuestras deudas como podemos, y sino la pagamos nosotros perderemos. Cuando no paga el país su deuda la pagamos todos. Nuestro país no puede caer en manos de agentes financieros extranjeros. Aunque sospecho que ya está en sus manos.

8- No tienen derecho a utilizar las fuerzas del estado y las administraciones públicas (que deberían estar para servirnos y no para extorsionarnos) para perseguirnos y vigilarnos como a delincuentes, robarnos con impuestos desmesurados, bloquearnos la cuenta o multarnos por causas que rozan dan risa para sacarnos el escaso dinero que nos queda.

9- No se puede tolerar que nuestros principales partidos políticos defiendan al banco frente a ti; que vean bien que tras quitarte la casa (si tienes la suerte de tenerla) y perder lo pagado también te arruinen de por vida y echen mano de otras propiedades que tengas, de los fiadores, o del piso de tus padres que te firmaron, avalándote en su día. Sencillamente no se puede consentir esto. ¿Dónde se ha visto semejante despropósito: arruinar para siempre al trabajador o parado para enriquecer más aún a los ladrones de las oficinas bancarias que crearon esta crisis? Porque son unos ladrones. Ellos jamás pierden. Tú sí. Te entregan un talón por un dinero que en realidad no existe, se lo devuelves con intereses, y si no pagas se queda con todo + lo que pagaste.

Por todo lo expuesto anteriormente creo que ha llegado el momento de decir BASTA. De manera pacífica, eso sí, (nosotros a diferencia de ellos sí tenemos educación y vergüenza) pero también de manera visible y generalizada.

No pertenezco a ningún sindicato, ni a partido político alguno, es más, no me gusta ninguna manera de agrupamiento borreguil donde nadie piensa y todos obedecen. Trabajo en la carretera cobrando una mierda de sueldo por muchas horas de trabajo. Pero creo que podemos y debemos protestar, y que se oiga nuestra postura en todo el país, en todo el mundo.

Nada de huelgas, ni de salir a la calle vociferando y lanzando algaradas contra este o aquél político para que enseguida nos echen a la policía con toda su mala leche encima (ellos son servidores del gobierno y no nuestros, recordadlo). Nada de cortar carreteras o de piquetes en las fábricas, no es necesario llegar a esto. Es más fácil expresarnos de forma masiva que todo eso. Mirad cómo:

Colguemos un trapo blanco en el coche, en el camión, en nuestro pesquero, en nuestra parcela de terreno, en nuestra ventana de casa o en el balcón, en la bici, e incluso en nuestro pantalón. Un trozo de tela de medio metro cuadrado a un metro.

Que se vean esos pañuelos en toda España. Que todo el que no se haya enterado de porqué lo hacemos lo conozca. Durante el tiempo que sea necesario, sin límite, hasta que se fijen en nosotros y salgamos en todos los medios de comunicación, hasta que rectifiquen y cambie la actual situación. No importa cuánto tiempo haga falta llevarlos, cada vez seremos más los que nos encontremos por la calle con nuestro pañuelo, y una mirada, una sonrisa, bastará para saber que no estamos solos.

No pretendamos ser un movimiento político ni nada parecido, sino un puñado de personas sencillas que dicen:

“Estamos hartos de que jueguen con nosotros como si fuésemos peones en un tablero de ajedrez. Somos personas. Queremos que nos traten con respeto y se respeten nuestros derechos”.

Con esto quisiera reivindicar nuestro derecho a ser tratados como a humanos y a que no se nos pisotee por parte de ningún político. No somos tornillos en este cruel y empobrecedor sistema global, ni población, ni recursos humanos, ni consumidores, ni votantes, ni masa social, ni ciudadanos, ni televidentes, ni opinión pública, ni becarios o demandantes de empleo, ni nada de eso; somos personas.

Esta podría ser la revolución más bonita de la historia.

No tenemos que cambiar nuestra vida para decirles BASTA. Podemos seguir trabajando, yendo al instituto, de compras o a pasear, etc. Sin violencia, pero con el orgullo de quien expresa su opinión libre y públicamente sin temor alguno.

Ahora, si te ha gustado la idea, si te parece viable y lógica, reenvíala tan rápido como puedas a tus amigos. Tenemos que ser miles, millones, para que los de ahí arriba sepan que estamos aquí abajo, pero vivos aún. Y que somos mejores que ellos, más personas.

La fecha para empezar podría ser cualquiera, pero creo que una fecha bonita y fácil de recordar para comenzar a sacar nuestros pañuelos o trapos blancos al viento podría ser el 2 de Mayo, coincidiendo con los crueles fusilamientos de las tropas de Napoleón en Madrid; me parece que esa fue la última vez que el pueblo español casi al completo luchó unido por sus derechos y por su libertad. Pero si lo deseáis podéis llevarlo desde el momento que recibáis este mensaje. Explicad a quien os pregunte por qué lo hacemos, y llevad este mensaje a los cuatro puntos cardinales del país, del planeta, por que como nosotros hay mucha gente que está harta, muy harta. No dudéis en usar cualquier blog, red social o medio masivo para dar a conocer nuestra idea e intenciones.

Está en nuestras manos el decir a los políticos BASTA YA. Hagámoslo ahora.Saquemos nuestros trapos blancos al viento ahora, mañana puede que sea demasiado tarde.

Por último quiero dejaros aquí un ejemplo de lo que nos está pasando, y que ilustra por qué no debemos seguir callando.

En Alemania, en tiempos de Hitler, un hombre vivía tranquilamente en su ciudad...

Un día, los soldados llegaron al barrio y se llevaron a todos los sindicalistas. Como yo no era sindicalista no dije nada.

Otro día los soldados llegaron al barrio y se llevaron a todos los homosexuales. Como yo no era homosexual no dije nada.

Otro día los soldados vinieron y se llevaron a los gitanos. Como yo no era gitano no dije nada.

Unos días después volvieron de nuevo los soldados y se llevaron a todos los judíos. Yo no soy judío, así que no dije nada.

Más adelante volvieron los soldados y se llevaron a los indigentes, a las prostitutas, a los drogadictos y a los inmigrantes de algunos países. Yo no pertenecía a ninguno de esos grupos, así que no dije nada del tema. Y así, con las visitas ocasionales de aquellos soldados fueron pasando los días.

Un día vinieron los soldados a por mí. Nadie dijo nada, no quedaba nadie.